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Un mundo sin hambre sigue siendo un gran desafío, según un informe sobre la seguridad alimentaria

Las crisis económicas, los conflictos y el cambio climático aumentan las cifras del hambre por tercer año consecutivo.
, WFP Español
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Un grupo de mujeres preparan alimentos en un campamento de la ONU para personas desplazadas en la provincia de Ituri, República Democrática del Congo, el año pasado. Foto: WFP/Jacques David

Las cifras de personas que padecen hambre en el mundo volvieron a aumentar por tercer año consecutivo, según El estado de la alimentación y la nutrición en el mundo 2019, también conocido como el informe SOFI. El informe es publicado en conjunto por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, el UNICEF, la Organización Mundial de la Salud y el Programa Mundial de Alimentos (WFP). Se le considera un instrumento para medir el progreso hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 de las Naciones Unidas, lograr el Hambre Cero para el año 2030.

Publicado el lunes 15 de julio en Nueva York, SOFI 2019 sitúa el número de personas que padece hambre crónica en 821 millones de personas para 2018, un aumento de 10 millones con respecto al año anterior. Esto significa que una de cada nueve personas padece hambre en el mundo (en particular, África, en donde una de cada cinco personas es afectada por el hambre).

Según el informe, el retardo en el crecimiento, o baja estatura para la edad, afecta a 149 millones de niños y alrededor de 2 mil millones de personas sufren de inseguridad alimentaria moderada.

"Llegamos a la luna hace 50 años, ahora hablamos de ir a Marte, pero no podemos alimentar a todos en el mundo", dijo el economista jefe de WFP, Arif Husain.

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Arif Husain, economista jefe del WFP en Roma. Foto: WFP/Peyvand Khorsandi

Asegura que sin un enfoque en "las causas fundamentales del hambre, como son los conflictos y el clima, no hay posibilidad de lograr un mundo sin hambre".

En términos de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, el mundo está "yendo en la dirección opuesta", dijo Husain. La cifra de personas con hambre en el mundo regresó a los niveles de hace una década. "Todavía tenemos conflictos, todavía tenemos extremos climáticos y todavía tenemos estas crisis económicas, grandes crisis económicas", agregó.

Los eventos en el Medio Oriente, especialmente los conflictos en Siria, Yemen e Irak, y los sucesos relacionados con el clima en países como Malawi, Madagascar, Mozambique, El Salvador y Guatemala, han agudizado el problema del hambre en los últimos años. Pero el enfoque clave del informe SOFI de este año es cómo las economías de bajo rendimiento tienen un impacto negativo en los niveles de hambre.

La desigualdad tiene un grave impacto en el hambre: la inseguridad alimentaria grave es casi tres veces mayor en los países con altos niveles de desigualdad de ingresos.

"Esto es particularmente difícil para los países de bajo ingreso, en los cuales las desigualdades aumentan las probabilidades de inseguridad alimentaria grave en un 20% en comparación con los países de mediano ingreso".

Las probabilidades de padecer inseguridad alimentaria son un 10% más altas para las mujeres que para los hombres.

"Muchos países africanos tienen conflictos, y cuando eso se combina con el clima extremo y la marginación económica, tenemos un 20% más de personas que están desnutridas", dice Husain.

Aquellos países en donde el clima y el conflicto aumentan el hambre incluyen a Afganistán, Chad, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur.

"Deberíamos estar hablando en voz alta y clara sobre el desafío del hambre", dijo Husain. "Hay un costo intergeneracional enorme en términos de los niños que sufren retardo en el crecimiento e inanición".

"Genera un costo financiero, un costo social y un costo político: si no abordamos este tipo de cosas en un mundo globalizado, esto generará extremismo, desplazamiento y conflicto. Entonces, el conflicto se alimenta asi mismo".

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Kondougou, una comunidad en Mali apoyada por el WFP, en mayo de 2018. Foto: WFP/Cecilia Aspe

Husain insistió en la importancia de la nutrición para los niños porque una nutrición deficiente en la próxima generación solo empeorará el problema del hambre.

"Si no estás bien alimentado en los primeros 1,000 días de vida (desde la concepción hasta cumplir los dos años), nunca desarrollarás todo potencial, es muy difícil… estamos hablando de una próxima generación marginada".

Es un costo que ningún país se puede permitir, asegura. "Ya no es más el problema de alguien más. Y si no resolvemos estos problemas, terminaremos pagando el precio de una manera u otra. Por eso, es preferible que paguemos hoy (cuando el costo es menor) en lugar de pagar más un precio más alto más adelante".

La clave para cambiar la suerte de los países en donde persiste el hambre es el "empoderamiento de las mujeres en el sector agrícola, porque representan el 47% de la fuerza laboral", sostiene Husain. "Imagínate, si no estás utilizando la mitad de tu fuerza laboral, ¿cómo esperas mejorar?", agregó.

Sin embargo, Husain se siente alentado por el "reconocimiento renovado de que este nivel de hambre en el mundo debería ser inaceptable en el siglo 21", lo que atribuye a la aprobación de la resolución 2417 del Consejo de Seguridad de la ONU, el año pasado, que reconoce el vínculo entre el hambre y el conflicto, y el uso de la inanición como arma de guerra.

Husain cree que debemos mantener la presión para poner fin a las guerras y tratar de alcanzar un mundo con Hambre Cero.

"Si estás comprometido, si haces suficiente ruido, si te aseguras de que la responsabilidad y la rendición de cuentas sea de los gobiernos, y que estamos aquí para ayudar y podemos lograrlo".

Artículo traducido por Virginie Laplante.

Lea el informe SOFI 2019.