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“Es tenebroso escuchar a la naturaleza”

El personal del WFP narra cómo vivió el paso del huracán Eta en Bilwi, en el Caribe nicaragüense.
, WFP Español
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El huracán Eta dejó una estela de destrucción a su paso por Bilwi, en el Caribe Norte, y otras comunidades de Nicaragua. Foto: WFP/Inti Ocón

Por Sabrina Quezada Ardila

El huracán Eta, que tocó tierra en el Caribe Norte nicaragüense con categoría 4, intensas lluvias, vientos de hasta 240 kilómetros por hora y marejadas de 6.4 metros, ha sido degradado a una depresión tropical. Sin embargo, su lento avance de entre 4 y 8 kilómetros por hora por Nicaragua dejó una estela de destrucción, inundaciones y deslaves.

Bilwi, la cabecera municipal de la Región Autónoma del Caribe Norte (RACCN) ubicada a orillas del Mar Caribe, se despertó empapada, sin agua potable y electricidad, intentado sobreponerse a la destrucción que provocó el huracán.

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"No sé cómo hará esta ciudad para recuperarse del desastre", dijo Angel Espinoza, funcionario del WFP. Foto: WFP/Inti Ocón

"No sé cómo hará esta ciudad para recuperarse del desastre", me dijo por teléfono mi colega Angel Espinoza, de la Unidad de Programas. Me relató que en ese momento se encontraba frente a una escuela que quedó prácticamente destruida.

La respuesta del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) fue inmediata. Antes de que el huracán tocara tierra, el WFP transportó 80 toneladas de alimentos desde su depósito en el Pacífico hacia Bilwi, un recorrido de 520 kilómetros, casi la mitad de ellos de tierra, piedra y lodo.

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Eta fue degradado a depresión tropical luego de su paso por Nicaragua y haber afectado Centroamérica. Foto: WFP/Inti Ocón

Dos equipos del WFP también se trasladaron a la zona de impacto para reforzar al personal de las Suboficinas de Siuna, en el corazón de la RACCN, y a Bilwi, a orillas del Mar Caribe. Su misión es acompañar a las autoridades del Sistema Nacional para la Prevención, Atención y Mitigación de Desastres (SINAPRED), el gobierno regional y los comités municipales en la respuesta a la emergencia.

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La mayor parte de la población en Bilwi son de grupos indígenas y afrodescendientes. Foto: WFP/Inti Ocón

Y en menos de 24 horas, después del impacto del huracán, el personal del WFP comenzó la distribución de más de 12 toneladas métricas de alimentos para complementar la respuesta del gobierno a las personas que permanecieron en refugios en Bilwi, y también en el municipio de Waspam, ubicado a 135 kilómetros al norte (cerca de la frontera con Honduras), uno de los más golpeados por el fenómeno natural.

El terrible huracán Eta

Lo que vivió la población de la Región del Caribe Norte y el personal del WFP durante el paso del huracán es impresionante. "Los muros de las casas parecían gelatina. Se cayeron", expresó a través de la línea telefónica Adolfo Reyes, el jefe de la Suboficina de Bilwi, muy conmocionado. "Mi casa no sufrió daños, pero es doloroso ver lo que las otras personas están sufriendo. Es un duro golpe emocional", agregó.

"Es tenebroso escuchar a la naturaleza", me escribió Angel por WhatsApp la noche en que Eta comenzaba a hacer sentir su poder al acercarse a tierra firme. El personal de Bilwi y sus dependientes, así como los cuatro colegas que se traslador de Managua, se resguardaron en un hotel de la ciudad.

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Bilwi y el Caribe norte nicaragüense también sufrieron en septiembre de 2007 los embates del huracán Félix. Foto: WFP/Inti Ocón

"Ocupamos el piso de abajo y corrimos mejor suerte, porque el piso de arriba sufrió daños en el techo y cielo raso. Las habitaciones quedaron dañadas", aseguró Angel.

Mis colegas se juntaron en el hotel para pasar la parte más fuerte del huracán, dándose fuerza entre ellos y las familias de los locales. "Se escuchaba el viento silbar muy fuerte. Tanto que parecía que lo tenías al lado de tu oído. Sonaban objetos que golpeaban el tejado, parecen truenos por lo intenso que golpean", me escribió Selim Velarde, del equipo de Tecnología.

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Los residentes de Bilwi recogen todo lo que pueden para reconstruir su comunidad. Foto: WFP/Inti Ocón

"Fue horrible. Se escuchó como que algo se reventó y luego explotó", me dijo Selim. Cuando le pregunté qué era, me dijo: "Eran láminas de zinc de los techos de las casas y otras cosas. Hacían impacto en el techo del hotel y en la calle", relató. Selim logró ver árboles caídos, cercas dobladas, tendido eléctrico en el suelo y mucha destrucción más.

En la actualidad, nuestro equipo en Bilwi está despachando alimentos para las familias más afectadas (logística en acción); instalando y restaurando sistemas de comunicación telefónica, internet satelital, radio base y radios móviles HF (IT).

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Eta dejó escombros pordoquier en Bilwi. Foto: WFP/Inti Ocón

El Centro Regional de Operaciones ante Desastres y Emergencias (CODE), el grupo crítico integrado por representantes de las instituciones de respuesta, tiene electricidad gracias a que el WFP suministró una planta eléctrica.

Además, el WFP está apoyando a la Comisión de Suministro local con el diseño de un sistema de información para el registro de las personas que están en los albergues, de los suministros que las autoridades envían a las familias afectadas (Programas) y coordina con las autoridades la respuesta a la emergencia.

Aunque la hoy depresión tropical Eta está de vuelta en el Caribe (con posibilidades de recobrar fuerzas), y dejó a su paso un rastro de destrucción y daño, aquí en Nicaragua hay todo un pueblo listo para levantarse y salir adelante.

Conoce más sobre el trabajo del WFP en Nicaragua